martes, 4 de octubre de 2011

Violencias

Mucho se ha hablado en los últimos meses de la violencia del movimiento 15M, especialmente desde los episodios acontecidos a mitad de junio en el Parlament de Catalunya. Las posiciones en los medios de comunicación y desinformación han sido diversas (o no tanto). Desde las de determinados dirigentes del Partido Popular que acusaban de violencia al movimiento en su totalidad, hasta las más matizadas de quienes hablaban de elementos violentos dentre un movimiento pacífico.

Estos últimos aplauden ahora la detención e imputación de 22 personas en relación a aquellos sucesos. Es probable que les alegre también la judicialización de nueve jóvenes que pueden terminar seis años en la cárcel por reivindicar el derecho a una vivienda digna. 

En realidad, ambas posiciones contribuyen a un objetivo común, repartiéndose el público. Para destinatarios contrarios a las reivindicaciones del movimiento, mensaje duro. El 15M es un movimiento violento. Para destinatarios que pudieran simpatizar con esas reivindicaciones, un discurso más sutil, con un doble objetivo. Reiterar que elementos violentos están involucrándose en el 15M legitima por un lado la represión (policial y judicial) y desincentiva la participación en las movilizaciones.

Esta estrategia de criminalización de los movimientos sociales no es novedosa, ni exlusiva de este país. Hoy mismo podemos leer en la prensa como el gobierno chileno, en un contexto de luchas en defensa de la educación pública, ha presentado un proyecto de ley que propone penas de cárcel para quienes ocupen centros educativos.


Fuera de la agenda mediática quedan las distintas violencias del sistema. Desde la violencia directa de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado, hasta la violencia estuctural (sería recomendable que políticos y periodistas leyeran obligatoriamente a Johan Galtung antes de hablar de violencia) de las políticas económicas de nuestros gobiernos que apuntan a una sociedad cada vez más desigual y con políticas sociales más frágiles, condenando a la exclusión a millones de personas (como último ejemplo de una lista innumerable, la propuesta de la Secretaria General del Partido Popular de replantear la cobertura a las personas desempleadas).

Para finalizar, un recordatorio. En todos los momentos históricos en los que se produjeron avances sociales importantes, se dieron situaciones de violencia. La dosis fundamental de violencia la aportaron las clases dominantes, mientras los impulsos de transformación los aportaron las clases dominadas.

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