Hace algo más de una semana, señora Punset, armó usted un tremendo revuelo al afirmar en su discurso en el debate de investidura en Les Corts Valencianes que "allá donde triunfa la inmersión lingüística estamos volviendo a la aldea". Y tengo que decir, señora Punset, que yo estoy de acuerdo con usted.
Escribo estas líneas después de regresar de una semana de trabajo con "aldeanos" kichwas del pueblo Saraguro, en la sierra ecuatoriana. No es la primera vez, y espero que no sea la última. En los últimos años tuve el privilegio de compartir con aldeanos y aldeanas kichwas y aymaras en la América andina, mayas en Mesoamérica, guaraníes en Argentina y Paraguay. Tuvo que ser lejos del territorio donde nací y dónde he vivido más de cuarenta años, dónde empezara a descubrir que la única alternativa de supervivencia de este planeta en el que vivimos usted y yo, pasa por el regreso a la "aldea".
En realidad, a ese concepto de aldea en el que yo pienso, los pueblos kichwas lo nombran como "sumak kawsay", los aymaras como "suma qamaña", en las lenguas mayas utilizan las expresiones "utzilãj k'aslemal", "raxnaqil" y "ral ch'och'", y los guaraníes se refieren a él como "teko porä". Quienes lo tradujeron al castellano utilizan expresiones como "buen vivir", "vivir bien" o "vivir en plenitud".
Piense, señora Punset, en un proyecto político de vida que pase por el proceso de satisfacción y bienestar colectivo, potenciando la vida en equilibrio con la naturaleza. Frente al intento permanente del capitalismo de "vivir mejor" (mejor que ayer, mejor que el otro o la otra), simplemente vivir bien. Un vivir bien que nos alcance a todas y a todos.
Frente al discurso hegemónico que implica crecimiento en lo económico, individualismo en lo social, depredación en lo ambiental y representación (o, cada vez más, autoritarismo disfrazado de representación) en lo político, la aldea implica para mí decrecimiento en lo económico, comunidad en lo social, armonía en lo ambiental y participación en lo político.
Y sí, señora Punset, lo reitero. Estoy de acuerdo con usted. La inmersión lingüística, o en un sentido más amplio, la defensa de la lengua y la cultura propias, junto con la defensa del territorio, juegan un papel central en la lucha por el regreso a la aldea. Así me lo han enseñado los hermanos y hermanas indígenas de Abya Yala. Los mismos, las mismas que llevan quinientos años luchando contra la barbarie del capitalismo, y que a pesar de siglos de colonialismo (el mismo colonialismo que habita en su mente y que le lleva a decir lo que dijo en el debate de investidura), todavía resisten.
Señora Punset. Nosotros, nosotras, aquí... también resistiremos a su colonialismo.