martes, 7 de julio de 2015

Carolina Punset: Yo estoy de acuerdo con usted.

Hace algo más de una semana, señora Punset, armó usted un tremendo revuelo al afirmar en su discurso en el debate de investidura en Les Corts Valencianes que "allá donde triunfa la inmersión lingüística estamos volviendo a la aldea". Y tengo que decir, señora Punset, que yo estoy de acuerdo con usted.

Escribo estas líneas después de regresar de una semana de trabajo con "aldeanos" kichwas del pueblo Saraguro, en la sierra ecuatoriana. No es la primera vez, y espero que no sea la última. En los últimos años tuve el privilegio de compartir con aldeanos y aldeanas kichwas y aymaras en la América andina, mayas en Mesoamérica, guaraníes en Argentina y Paraguay. Tuvo que ser lejos del territorio donde nací y dónde he vivido más de cuarenta años, dónde empezara a descubrir que la única alternativa de supervivencia de este planeta en el que vivimos usted y yo, pasa por el regreso a la "aldea".

En realidad, a ese concepto de aldea en el que yo pienso, los pueblos kichwas lo nombran como "sumak kawsay", los aymaras como "suma qamaña", en las lenguas mayas utilizan las expresiones "utzilãj k'aslemal", "raxnaqil" y "ral ch'och'", y los guaraníes se refieren a él como "teko porä". Quienes lo tradujeron al castellano utilizan expresiones como "buen vivir", "vivir bien" o "vivir en plenitud".

Piense, señora Punset, en un proyecto político de vida que pase por el proceso de satisfacción y bienestar colectivo, potenciando la vida en equilibrio con la naturaleza. Frente al intento permanente del capitalismo de "vivir mejor" (mejor que ayer, mejor que el otro o la otra), simplemente vivir bien. Un vivir bien que nos alcance a todas y a todos. 

Frente al discurso hegemónico que implica crecimiento en lo económico, individualismo en lo social, depredación en lo ambiental y representación (o, cada vez más, autoritarismo disfrazado de representación) en lo político, la aldea implica para mí decrecimiento en lo económico, comunidad en lo social, armonía en lo ambiental y participación en lo político.

Y sí, señora Punset, lo reitero. Estoy de acuerdo con usted. La inmersión lingüística, o en un sentido más amplio, la defensa de la lengua y la cultura propias, junto con la defensa del territorio, juegan un papel central en la lucha por el regreso a la aldea. Así me lo han enseñado los hermanos y hermanas indígenas de Abya Yala. Los mismos, las mismas que llevan quinientos años luchando contra la barbarie del capitalismo, y que a pesar de siglos de colonialismo (el mismo colonialismo que habita en su mente y que le lleva a decir lo que dijo en el debate de investidura), todavía resisten. 

Señora Punset. Nosotros, nosotras, aquí... también resistiremos a su colonialismo.

lunes, 29 de septiembre de 2014

Meijide, Iglesias, Ortega y la #MarcaEspaña

Curioseo en internet la entrevista (puedes verla íntegra aquí) que Risto Meijide hizo ayer a la cara más pública de Podemos, Pablo Iglesias

Pablo Iglesias en un momento de la entrevista realizada por Risto Meijide.

En un momento dado de la misma (a partir del minto 20 aproximadamente), la conversación se orienta hacia el papel de los "empresarios". El entrevistador hace una encendida defensa del empresariado, y en un momento dado (a partir del minuto 22:30) particulariza su defensa en la figura de Amancio Ortega, fundador de Inditex: "Un tío que empieza con una mercería, vendiendo batas de guatiné a la ama de casa y acaba siendo Inditex. Eso es a lo que aspiramos todos. Gracias a ese tío tenemos una marca España. Eso es la marca España. Ahí es dónde ni tú, ni ningún político que se ponga por medio va a poder criticar eso. Eso son hechos", afirma el señor Meijide.

Al señor Meijide, me gustaría recordarle algunos "hechos" que han sido publicados en este país (poco dado, por cierto, a cometer la osadía de publicar contra las grandes multinacionales):

En la India, INDITEX compra a empresas textiles con condiciones laborales cercanas a la esclavitud: "Niñas y adolescentes trabajando sin contrato, privadas de libertad y en condiciones insalubres durante más de 72 horas a la semana por un salario de 0,88 euros al día, del que sólo podrán disponer cuando hayan transcurrido de tres a cinco años y que servirá para pagar su dote matrimonial".

En Argentina, Zara produce en condiciones de esclavitud: "subcontrata en Argentina su producción a talleres textiles clandestinos donde se esclaviza a costureros inmigrantes".

Prácticas similares emplea INDITEX en Brasil, donde "un escándalo relacionado con los derechos humanos ha salpicado directamente a la empresa española Zara, del Grupo Inditex, tras haberse destapado que un proveedor de la firma en Brasil empleaba a trabajadores bolivianos y peruanos en condiciones de esclavitud".

Pero no hace falta irse tan lejos. Como nos relataba hace apenas un año el periodista (y amigo) Toni Martínez, el tercer hombre más rico del mundo también ha aprovechado condiciones de explotación en Galicia para amasar su fortuna.  

No se a lo que aspira el señor Meijide, yo sinceramente no es a ésto a lo que aspiro. Y si esta es la marca España de la que podemos presumir, a mí por favor que me borren.

Por cierto, creo que Pablo Iglesias desaprovechó una estupenda oportunidad para hacer pedagogía crítica, y afirmar con rotundidad que PODEMOS no quiere que el futuro económico de este país se sustente en empresarios como Amancio Ortega.

PD: Una buena manera de estar al tanto de las tropelías que llevan a cabo las empresas del sector textil, y de las alternativas que tenemos para vestirnos de otra manera, es seguir la campaña Ropa Limpia, promovida por Setem.

jueves, 11 de septiembre de 2014

Pedro Sánchez, el populismo y la desigualdad.

El flamante Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, concedió ayer su primera entrevista en televisión desde su nombramiento, a la cadena Antena 3. Reconozco que no tuve paciencia para ver la entrevista entera, pero en uno de los momentos de zapping me quedé con una de las frases que pronunció, una de las que hoy se destacan en la propia página web de Antena 3. "El final del populismo es la Venezuela de Chávez" destacan en la web de la cadena privada de televisión (ver en el siguiente vídeo a partir del minuto 0:45).
  

La frase de Pedro Sánchez: "el final del populismo es la Venezuela de Chaves (sic). La pobreza, las cartillas de racionamiento, la falta de democracia y sobre todo la desigualdad". 

Más allá del lapsus (tal vez el subconsciente traicionó al líder del PSOE al hablar de desigualdad y le hizo confundir al ex-presidente de su partido con el mandatario venezolano), al señor Pedro Sánchez habría que decirle que si quiere criticar el populismo y el gobierno de Chávez, hay muchos argumentos para hacerlo, con seriedad, sin llegar a la mentira.

Porque Venezuela tiene muchos problemas, demasiados. Pero si de algo puede presumir en los últimos tiempos, es precisamente de liderar en su continente la lucha contra la desigualdad, y así lo reconoce hasta Naciones UnidasUna materia, por lo demás, en la que España no debería dar lecciones, teniendo en cuenta que se encuentra en el vagón de cola de la eurozona.

Los datos son rotundos. El coeficiente de Gini es uno de los principales indicadores utilizados para medir la desigualdad de ingresos.

Veamos como ha evolucionado en los últimos años en Venezuela (ver fuente aquí):


Y ahora, veamos como ha evolucionado en España (ver fuente aquí):




jueves, 5 de junio de 2014

Dos problemas, dos gráficos

El primero de ellos, construido con datos del Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas sobre la percepción de los principales problemas de España. El indicador: Principales problemas que existen actualmente en España (tres respuestas, medido en %; para cada año se ha realizado un promedio del valor de los doces meses). He elegido dos de los problemas: 1) Terrorismo/ETA, 2) Violencia contra la mujer.




El segundo de ellos refleja (para el mismo período: 2003-2013) el número de víctimas mortales del terrorismo de ETA y de la violencia machista (datos oficiales del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad).



Absolutamente lógico, ¿no?

miércoles, 28 de mayo de 2014

Reflexiones post electorales

El día después de las elecciones europeas fui uno más de los que, como relata Isaac Rosa, me puse a contar. Para ser preciso, fui de los que agarró la hoja de cálculo que da más juego. Tras una mirada rápida a los resultados en el conjunto del estado, me fui rápidamente al epígrafe "Comunitat Valenciana", la información que realmente me interesa. Y ya, ya se que los resultados de unas elecciones europeas no son extrapolables a unas elecciones autonómicas, pero de momento es la materia prima más fiable con la que contamos (visto lo visto, elección tras elección, los estudios demoscópicos han dejado de ser materia prima demasiado fiable).

Antes de compartir algunas reflexiones creo que conviene dejar claro mi punto de partida. Mi posicionamiento personal. De las seis primeras fuerzas políticas según los resultados electorales, me interesan fundamentalmente tres (y enumero por votos conseguidos): Esquerra Unida-Els Verds, Podemos y Compromís (en estas elecciones, con la marca Primavera Europea). Las tres me generan ciertas simpatías, en las tres encuentro aspectos que me parecen atractivos, en las tres conozco gentes que me parecen honestas. En las tres, también, hay elementos que no me agradan o que directamente me desagradan. 

El nombre y apellido del blog que escribo dan suficiente información como para entender porque no me interesan ni el Partido Popular ni UPyD. Respecto al PSPV, en el mapa de cuadrantes que conforman los ejes izquierda-derecha, arriba-abajo, se encuentra demasiado a la derecha y demasiado arriba para lo que mis planteamientos personales encuentran aceptable. No tengo dudas de que entre sus bases hay gente más a la izquierda y más abajo que lo que se encuentra la institucionalidad de su partido. Es su opción, no la mía.

Sentado el punto de partida, van esas reflexiones:

1. El Partido Popular ha conseguido el 29,09% de los votos emitidos. Teniendo en cuenta que la abstención alcanzó el 49,96%, eso significa que menos del 15% de las personas con derecho a voto decidieron confiar en el Partido Popular. Más de las que me gustaría, pero no son tantas.

2. Leída la prensa de los días posteriores y vista la cantidad de noticias que aluden a la búsqueda de posibles alianzas entre las tres fuerzas que me interesan, más el PSPV (han aparecido noticias con casi todos los cruces imaginables entre las cuatro), creo que es necesario recordar una vez más que en política electoral, dos más dos no necesariamente son cuatro. Es más, dos más dos probablemente no sumen cuatro. Muchos votantes de Compromís probablemente le retirarían su voto si se presentara en coalición con Esquerra Unida, y viceversa. Muchos votantes de Podemos no lo hubieran votado si se hubiera aliado antes de las elecciones con Esquerra Unida, ni siquiera con Pablo Iglesias como cabeza de cartel. Y muchos votantes de Esquerra Unida no hubieran perdonado una alianza pre electoral con Podemos, fuera quien fuera el cabeza de cartel. ¿Cuántos votantes de Compromís verían con buenos ojos una alianza con un partido promovido por unos señores de Madrid (y entiendo perfectamente estos recelos)? Cuidado entonces con las alianzas pre electorales, es probable que por separado se obtengan mejores resultados electorales que juntos, a pesar de los restos que se quedan en el camino gracias a la ley electoral que padecemos. Basta echar un vistazo a las puyas entre simpatizantes de unas y otras opciones que han circulado estos últimos días por las redes sociales.

3. La suma de los votos de las tres fuerzas mencionadas, las que me interesan, alcanzan el 26,53% de los votos emitidos. Casi cinco puntos por encima de los cosechados por el PSPV y sólo dos puntos y medio menos de los conseguidos por el PP. 

4. ¿Resulta impensable un escenario en las próximas elecciones autonómicas en el que el número de escaños conseguidos por estas tres fuerzas fuera superior al de los obtenidos por el PSPV y por el PP (por separado)? Puestos a ir un poco más allá… que fuera superior el conseguido por cualquiera de las dos fuerzas, hasta ahora mayoritarias, más el posible apoyo de UPyD. 

5. ¿Cómo reaccionarían PP y PSPV ante semejante escenario? ¿Buscarían una alianza para evitar que un candidato (personalmente preferiría una candidata) consensuada por las tres fuerzas mencionadas asumiera la Presidencia de la Generalitat?

Llegados a este punto, probablemente muchas de ustedes piensen que lo escrito, más que una sucesión de reflexiones es poco menos que el cuento de la lechera. Y probablemente tengan razón. Pero si alguna enseñanza "podemos" (valga la redundancia) obtener de estas últimas elecciones, es que a veces la lechera llega a la meta sin que el cántaro se rompa, y con cinco eurodiputados en el bolsillo.

Pero el cántaro no llegará sólo. Hará falta, sin duda, empujarlo con altas dosis de generosidad (especialmente entre las y los dirigentes de las tres fuerzas mencionadas), una buena cantidad de conversación pre electoral, y otra tanta post electoral, un buen chorro de transparencia (más conversaciones públicas que negociaciones de pasillo), y todo ello aderezado con importantes dosis de optimismo pegadizo y contagioso.

lunes, 10 de marzo de 2014

Peligro público

Hasta hace unos días, desde la ventana del despacho que ocupo en la Universidad Politécnica de Valencia (UPV) podía ver un contenedor de esos que habitualmente se utilizan para los escombros cuando se hace una obra.

Hace justo una semana, una compañera de despacho contiguo me avisa que algo que está sucediendo junto a ese contenedor. Me asomo y veo a dos personas negras rodeadas de tres vigilantes de seguridad de la empresa contratada por la UPV (Prosegur) y seis efectivos de la Policía Nacional. Hasta tres coches patrulla habían llegado hasta el lugar.

Salimos de nuestros despachos y nos acercamos por curiosidad, a ver que pasa. Según parece, el "problema" es que los dos ciudadanos subsaharianos estaban "robando" material (chatarra) de un contenedor. 

La escena es completamente surrealista. Seis policías y tres guardias de seguridad alrededor de esos dos muchachos. Les obligan a vaciar sus mochilas y a retornar al contenedor el material "robado". ¿Quién decide qué es lo tomado de ese contenedor, y qué no? Por supuesto la policía. ¿Con qué criterio? 

En un momento, uno de los policías decide que todo lo que llevan en las mochilas va al contenedor. Un momento después, otro de los policías decide que las herramientas que llevan en las mochilas (un destornillador, un martillo, ...) se las pueden llevar. El criterio era claro... lo que a mí me salga de los huevos.

Finalmente, tras dejar en el contenedor lo que la policía decide que ha de quedarse en el contenedor, dejan marcharse a los dos muchachos en sus bicicletas (por cierto, ¿qué hubiera pasado si alguno de los policías hubiera decidido que las bicicletas estaban en el contenedor?).

Pasó una semana desde este suceso y diariamente me asomé al contenedor. Sobre la chatarra que la policía hizo devolver al contenedor se fueron amontonando piedras, escombros, cascotes,... Y finalmente hace un par de días el contenedor desapareció. 

¿Qué destino piensan ustedes que tendrá la chatarra que permaneció bajo los cascotes? ¿Piensan que alguien va a sacarla de ahí para reciclarla? ¿Qué peligro público suponían los dos muchachos que pretendían llevarse la chatarra, probablemente para obtener unos ingresos de subsistencia? ¿Tanto se aburren los guardias de seguridad de la UPV que tienen que llamar a la Policía Nacional porque dos muchachos están llevándose chatarra de un contenedor? ¿No tiene la Policia Nacional nada más importante que hacer?

domingo, 16 de febrero de 2014

El por qué de Germán

Hoy en la mañana salí a callejear Quito y terminé entre los puestos de artesanía del parque El Ejido. Cuando las plantas de los pies empezaban a pedirme un descanso, me senté en uno de los bancos y saqué el libro que ando leyendo. Y ese momento se me acercó Germán a pedirme un cigarrillo. 

Germán es uruguayo, deba andar en la treintena, y luce una barba poblada que no esconde sus lindos rasgos. Le ofrecí papel, filtro y tabaco suelto, y en el tiempo que tardó en servirse intercambiamos cuatro frases. Suficientes para que a ambos nos apeteciera intercambiar alguna más.

¿Dónde puede tomarse uno un buen sanduche para reponer energías? le pregunté. Acá cerca hay un sitio decente, me respondió. ¿Te apuntas? le invité. Si paga la madre patria, no tengo ningún inconveniente, remató. 

Y entre sanduches de pernil y unas cuantas pilsener Germán me ha contado que estudió contaduría en la Universidad de la República, en Montevideo. Que anduvo trabajando un par de años en una empresa de su ciudad, y que a mediados de la primera década del siglo la crisis en su país le obligó a exiliarse. Un primo que andaba por Madrid le sugirió que fuera para España. Y terminó en Gandía, trabajando en las oficinas de una empresa del sector del mueble. Pero llegó la crisis a España, y de nuevo le obligó a exiliarse.

Dos exilios económicos en menos de cinco años son demasiado, me cuenta Germán. Así que decidí que si tenía que seguir botando de un lugar a otro, lo haría en función de mis decisiones, y no de las de los mercados internacionales.

Germán había ahorrado lo suficiente como para poder tomarse unos meses para pensar. Pensar dónde, cómo y por qué. Respecto al dónde, decidió que sería en su continente, en América Latina. El cómo, no volviendo a ser nunca empleado de nadie. El por qué… ahí le surgieron más dudas.

Me cuenta Germán que cuando decidió que sería en su continente, buscó un destino al que pudiera llegar con billete de avión barato. Y Quito le pareció una buena opción. Hace seis meses que llegó a la capital ecuatoriana, y en los primeros tres aprendió a trabajar la bisutería.

Ahora vendo las artesanías que yo mismo hago, me sigue contando. Unos días me ubico en los alrededores del mercado artesanal de La Mariscal. Otros en el parque El Ejido. Cuando me canso de Quito, traslado la “oficina” a la costa. O a algún lugar de la sierra. Y el día que me canse de Ecuador, tal vez cruce la frontera, todavía no sé en qué dirección.

Sabes, me dice Germán cuando estamos a punto de despedirnos, en estos meses seguí dándole vueltas al por qué. Acá en Ecuador hablan mucho del Buen Vivir, del Sumak Kawsay. Yo no acabo de entender bien lo que significa eso. Pero yo le di mi propia lectura. Yo necesito poco para vivir bien, porque no necesito vivir mejor. Ni mejor que nadie, ni mejor cada día. Solamente vivir bien, y de un modo que no implique que el resto no pueda vivir igual de bien que yo.

Y mientras se aleja con una sonrisa, creo que sí que lo entendió. Y creo que encontró el por qué, un por qué.