viernes, 18 de mayo de 2012

Nacionalizando, que es gerundio


(Publicada en L'Informatiu el 17 de mayo de 2012. Ver aquí)

Hace apenas un mes el gobierno argentino nacionalizaba YPF. Para el gobierno y la mayoría de los medios españoles, Cristina Fernández era poco menos que el demonio. En apenas dos semanas, el gobierno boliviano nacionalizaba la filial de Red Eléctrica Española. El caso parecía similar, y sin embargo para la el gobierno y la mayoría de los medios españoles Evo Morales no debía ir de cabeza al infierno, bastaba con enviarlo al purgatorio. Dos semanas más y era el gobierno español el que nacionalizaba Bankia. ¿Qué opina ahora la mayoría de los medios españoles de Mariano Rajoy? Básicamente, que ha hecho lo que tenía que hacer.

¿Cuáles son las diferencias entre los tres casos? Si analizamos en profundidad podríamos encontrar muchas, pero podríamos resumirlas en una. YPF era un negocio cojonudo para los dueños de Repsol. La filial boliviana era un negocio mediocre para Red Eléctrica Española. Y Bankia era definitivamente un negocio ruinoso para sus dueños.

Esa diferencia es la que nos ilumina sobre las similitudes entre los tres casos. Al gobierno español y a la mayoría de la prensa de este país le importa bien poco el interés de la población argentina, boliviana y española. Su principal preocupación es la defensa de los intereses de los dueños de Repsol, Red Eléctrica y Bankia. En definitiva, los intereses de los poderosos.

La palabra nacionalización huele a azufre cuando lo que implica es recuperar para un estado una empresa estratégica en manos de intereses privados. Y sin embargo es necesaria cuando lo que implica es sanear con dinero público una empresa en quiebra para después devolverla a sus dueños limpia de polvo y paja (porque no se equivoquen, eso es lo que harán con Bankia).

El mismo doble rasero que lleva al gobierno español a castigar al pueblo argentino limitando la importación de biodiesel de ese país y días después a calificar la limitación impuesta por Argentina a la importación del jamón español como una medida ilegal y proteccionista.

Por último y dado que al señor García-Margallo, ministro de Asuntos Exteriores y Cooperación español, le preocupa tanto la actividad de las trasnacionales españolas, me gustaría pedirle su opinión acerca de la implicación de una empresa española (Hidralia Energía) en el conflicto por la construcción de una hidroeléctrica en Guatemala. El pasado 1 de mayo llegaba la triste noticia del asesinato del líder comunitario indígena Andrés Francisco Miguel. Su oposición y la de su comunidad a ese proyecto ha significado la ocupación militar de su territorio, la criminalización de su protesta y, finalmente, su asesinato.

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