sábado, 27 de agosto de 2011

Frente de izquierdas

Quedan menos de tres meses para las elecciones generales. Será la sexta ocasión en la que pueda ejercer el derecho a voto en elecciones generales. En las cinco ocasiones anteriores ejercí ese derecho, y en estas próximas también tengo la intención de hacerlo.

Como en las cinco ocasiones precedentes tengo claro a quien no votaré. No lo haré a ninguno de los partidos que defienden los intereses de las clases poderosas. No votaré por tanto al PP, ni al PSOE, ni a ninguna de las opciones nacionalistas (periféricas, PSOE y PP también son profundamente nacionalistas) conservadoras.

Pero no tengo claro todavía a qué partido votaré. Barajo al menos tres o cuatro opciones, alguna de las cuales todavía no se si se podrán presentar por las exigencias de la reforma electoral restrictiva y antidemocrática pactada por el PSOE y el PP el enero pasado.

Aunque sea por evitarme los dolores de cabeza que me va a suponer el decidirme por las distintas opciones que barajo, me encantaría que esos partidos, y otros tantos a los que no podría votar porque previsiblemente no se presentarán en la circunscripción electoral en la que voto, se unieran en una coalición electoral. En lo que podríamos llamar un Frente de Izquierdas. 

No soy optimista. Un buen amigo me recuerda que los antecedentes no dan para serlo. En el País Valenciano, la experiencia de Compromís pel País Valencià terminó como el rosario de la aurora. Pero creo que el contexto actual, el más complejo para la democracia desde que tengo memoria política, aconsejaría una apuesta de este estilo.  

Hace un par de horas, leo en twitter que en la Asamblea de la Plaza del Carmen, el profesor Juan Carlos Monedero afirmaba "Lo que hicieron hace décadas en América Latina lo estamos sufriendo ahora". Hace más de una década, un buen amigo argentino me lo vaticinaba: "Los del Norte no deberíais equivocaros", sentenció. "Esto que ahora vivimos aquí, llegaréis a vivirlo vosotros. El capitalismo es demasiado voraz y cuando no tenga suficiente con explotar al Sur se volverá hacia el Norte".

Sólo hace falta conocer un poco de la historia de las últimas décadas de América Latina para intuir lo que se nos viene encima. Ante ese escenario, creo que sería importante la configuración de ese Frente de Izquierdas. Aunque no tengo dudas de que lo más importante para detener la destrucción de lo que ha costado siglos construir será la lucha organizada de los movimientos sociales en la calle (de eso también tenemos mucho que aprender de la historia latinoamericana).  Y en eso estamos.

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