miércoles, 22 de junio de 2011

Democracia y sociedades adelantadas

(Publicada en L'Informatiu el 22 de junio de 2011. Ver aquí)

El movimiento 15M ha situado en el centro de sus demandas, de sus exigencias, la mejora en la calidad de la democracia en la que vivimos. Uno de los grupos impulsores de este movimiento, la Plataforma Democracia real Ya, lo expresa con claridad en su mismo nombre.

Estoy convencido de que estas exigencias han puesto nerviosos a aquellos que aprovechan la deteriorada calidad de nuestra democracia en provecho propio. Sólo así se comprende la cantidad de tonterías que han escupido en los medios de comunicación políticos y tertulianos a su servicio, al servicio de los que prostituyen la democracia por un puñado de euros.

La primera tontería que se convirtió en trend topic popular (del Partido Popular, me refiero) es que la democracia es democracia, sin apellidos. Se autoerigen así en definidores oficiales de la democracia. La democracia es lo que es, o sea, lo que ellos dicen que es. Y a callar. Para poner apellidos ya tienen a las dictaduras, que son autoritarias, o totalitarias, o remansos de extraordinaria placidez, según convenga.

Esta idea ha ido evolucionando en las últimas semanas hasta llegar a límites de soberbia y eurocentrismo insoportables. La democracia es lo que es. Pero además, fuera del mundo civilizado, o sea el que disfruta de esta democracia que ellos definen como tal, sólo existe el caos, la nada.

Es sorprendente cómo los opinadores profesionales son capaces de acusar a otros de racismo en una frase, y en la siguiente equiparar Civilización, con mayúscula, a un modelo civilizatorio concreto, el occidental, que por otro lado ha demostrado ser muy poco civilizado. De este eurocentrismo rancio no se libra ni el diccionario de la RAE, que define civilizar como “elevar el nivel cultural de sociedades poco adelantadas”.

¿Cuáles son los síntomas de las sociedades adelantadas? ¿Que los directivos de una empresa se embolsen millones de euros mientras pagan salarios de miseria a sus empleados? ¿Qué miles de personas no tengan el derecho a la vivienda garantizado mientras miles de viviendas permanecen vacías? ¿Qué se arrase con los bienes naturales para convertirlos en ganancias para unos pocos? ¿Qué los gobernantes incumplan flagrantemente sus programas electorales “presionados por los mercados” y tengan la desvergüenza de decir que lo hacen por el bien del país? ¿Qué estos mismos gobernantes se busquen acomodo en las empresas que controlan esos “mercados” que les “presionaron” nada más terminar con sus responsabilidades de gobierno?

Si estos son los síntomas del adelanto, más vale que echemos el freno de mano, miremos como funcionan las “sociedades poco adelantadas” y empecemos a retroceder.

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