viernes, 14 de octubre de 2011

En Dominicana, el futuro es amarillo

Estas últimas semanas, ante los recortes de los presupuestos para la educación pública, Madrid se vestía de verde. Era el color elegido por los docentes, padres, madres y alumnos para su protesta. Las luchas en defensa de la educación pública se vienen dando en otros lugares del mundo. Las noticias de la lucha estudiantil de Chile se han colado en los medios en las últimas semanas. Hoy también podemos leer en la prensa española de la resistencia de los estudiantes colombianos a la reforma de la educación superior propuesta por el gobierno.

República Dominicana, sin embargo, no suele tener espacio en los medios de comunicación españoles. A pesar de que son miles de dominicanos y dominicanas los que viven entre nosotros, poco sabemos sobre este país, más allá de que tiene unas estupendas playas.

Poca será la gente en España que sepa que es frecuente que las dominicanas y los dominicanos caminen por la calle con un paraguas. Un instrumento polivalente que lo mismo les sirve para protegerse de las lluvias, frecuentes durante la estación lluviosa entre abril y noviembre, como para defenderse del sol que mantiene una temperatura de entre 25 y 35 grados durante todo el año. 

Y es precisamente un paraguas de color amarillo, el símbolo que las organizaciones sociales dominicanas han escogido como emblema de su reivindicación por el efectivo cumplimiento de la ley que regula que un 4% del PIB debe dedicarse a la educación, algo que no ha cumplido ninguno de los gobiernos del país.

En los pocos días que llevo en el país, he encontrado pegatinas con paraguas amarillos en los lugares más insospechados. Y he podido descubrir la creatividad con la que estas organizaciones están reivindicando el derecho a la educación. República Dominicana existe, y está en lucha por la educación, por el futuro de sus gentes.

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