martes, 20 de septiembre de 2011

Duele Guatemala

Hace algo más de una semana Guatemala vivió la primera vuelta de sus elecciones presidenciales. ¿Alguien leyó algo al respecto en la prensa española? Seguro que sí leyeron sobre las maldades de Hugo Chávez cada vez que hubo elecciones en Venezuela. O sobre las de Evo Morales cada vez que las hubo en Bolivia. Pero en Guatemala... ¿a quién le interesa Guatemala?

En esa primera vuelta, el partido más votado, con cerca del 40% de los votos, fue el Partido Patriota. Su símbolo, un puño cerrado, representa la mano dura que prometen aplicar en el país. Y de mano dura sabe mucho su líder, el general retirado Otto Pérez Molina

Entre 1960 y 1996 Guatemala sufrió una larga guerra civil. El informe Memoria del Silencio, elaborado por la Comisión para el Esclarecimiento Histórico de Naciones Unidas calcula que fueron más de 200.000 muertos, más de 45.000 desaparecidos, un millón y medio de desplazados y más de 45.000 refugiados en México. La mayoría de las víctimas fueron indígenas del pueblo Maya. 

Entre 1978 y 1986, bajo los gobiernos sucesivos de los generales Romeo Lucas García (78-82), Efraín Ríos Montt (82-83) y Óscar Humberto Mejía Víctores (83-86) la violencia alcanzó límites inimaginables, un verdadero genocidio. Justo en la época en la que el general Otto Pérez Molina estaba al mando de cuarteles militares en el denominado triángulo Ixil (Nebaj-Chajul-Cotzal), en la provincia del Quiché, una de las zonas en las que se cebó la represión militar. En aquella época se conocía a Pérez Molina como el "Capitán Fosforito" por su afición a quemar aldeas indígenas. Es probable que aprendiera estas técnicas durante su estancia en la Escuela de las Américas, en la que Estados Unidos formó a los militares más sanguinarios de América Latina. Según el Informe del Proyecto lnterdiocesano de Recuperación de la Memoria Histórica "Guatemala: Nunca Más", el general Pérez Molina fue voz de mando cuando se ordenó ejecutar la política de “tierra arrasada” en el departamento rural de Qui­ché, siguiendo las técnicas de contrainsurgencia de la CIA.

Éste es el personaje que puede convertirse en el próximo presidente de Guatemala, si en noviembre consigue ganar la segunda vuelta del proceso electoral. Sin duda un currículum demasiado liviano comparado con el de los presidentes del eje del mal bolivariano como para suscitar algún interés en la prensa española. 

No hay comentarios:

Publicar un comentario