miércoles, 31 de agosto de 2011

¿Reformar la ley electoral? Sí, pero no sólo

Una de las reivindicaciones del movimiento 15M es la reforma de la ley electoral. La actual está pensada y diseñada para sobrerepresentar a los partidos mayoritarios en detrimento de los partidos minoritarios de ámbito estatal. Por supuesto que estoy de acuerdo con la necesidad de esa modificación para dotarnos de una ley en la que la representación parlamentaria se ajuste más al porcentaje de votos obtenidos por cada partido. Pero si el objetivo perseguido es el de la implementación de políticas de izquierdas, eso no es suficiente, y un vistazo a los resultados electorales en los últimos años es significativo.

Si analizamos los resultados desde 1989, el primer año en el que el Partido Popular se presentó a las elecciones generales con esas siglas, los datos son demoledores. En promedio, en las seis elecciones generales celebradas desde entonces, 3 de cada 4 votantes lo han hecho al PSOE o al PP (en promedio, más de la mitad de las personas que podían votar -censo electoral-). Si nos fijamos en los cuatro partidos del #nolesvotes (los dos mencionados más CiU y PNV), son 4 de cada 5 votantes los que les han votado (3 de cada 5 del censo electoral).

Una reforma de la ley electoral, ajustaría por tanto la representación al voto real, pero no impediría que los partidos que han venido implementando políticas neoliberales continuaran disfrutando de mayorías parlamentarias para seguir haciéndolo.

Es importante luchar por la reforma de la ley electoral (algo que no está fundamentalmente en manos de los partidos minoritarios), pero más importante es conseguir que sean más las personas que voten (en promedio, 1 de cada 4 personas no ha acudido a votar en esas seis citas electorales) y, sobre todo, que voten diferente. Y ahí, los partidos minoritarios y las organizaciones sociales que demandan en la calle políticas diferentes si tienen una tarea importante que está, fundamentalmente, en sus manos.

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