jueves, 1 de diciembre de 2011

Panorama desinformativo


(Publicada en L'Informatiu el 30 de noviembre de 2011. Ver aquí)

Hace años que el principal partido de la oposición en las Cortes Valencianas (entiéndase por principal el que tiene más votos) viene achacando parte importante de sus males a la manipulación que el partido gobernante hace de la radiotelevisión pública autonómica. Los últimos estudios de audiencia sitúan sin embargo la de Canal 9 por debajo del cinco por cien.


Hace años que las principales organizaciones de la izquierda nacionalista valenciana (entiéndase por principales las que tienen más recursos) vienen centrando buena parte de sus luchas en la reivindicación por que se pueda ver la televisión pública catalana en nuestras tierras. Una televisión pública que, superando de lejos en calidad a la televisión pública valenciana tampoco es un modelo de virtudes, como viene señalando desde hace tiempo, entre otros, el profesor Vicenç Navarro.


Quede claro que estoy dispuesto a unirme a cualquier lucha por una radiotelevisión pública valenciana de calidad y gestionada de manera eficiente. Y a cualquier lucha por que en nuestras tierras se pueda ver la televisión pública catalana, y cualquier otra. Pero ¿son estos los principales problemas en relación al panorama desinformativo en el que vivimos?


Si nos ceñimos al plano televisivo, los estudios de medios nos dicen que las cadenas del grupo Mediaset (T5, Cuatro, FDF, La 7, Boing y Divinity) andan lamiendo el 30% de la audiencia. Si sumamos la del grupo Antena 3 (A3, Neox, Nitro y Nova) la lamida conjunta bordea el 50% del total.


Si nos fijamos en la prensa escrita, el 95% de los lectores se reparten entre los cuatro principales diarios de la prensa deportiva (ellos solitos rondan el 40%), tres diarios generalistas (El País, El Mundo y La Vanguardia) y otros tres gratuitos (20 Minutos, Qué y ADN).


Una mirada a la radio generalista nos dice que las tres principales emisoras (Ser, Onda Cero y Cope) arrastran a cerca del 70% de los oyentes.


Ahora, si no lo han hecho ya, acérquense a una librería (si no se les ocurre ninguna y viven en la ciudad de Valencia, permítanme un inciso publicitario y acudan a la Librería Primado), gástense 16 euros en comprar el libro Traficantes de Información, del periodista valenciano Pascual Serrano, y resérvense unas horas para descubrir, de manera bien documentada, quienes son los verdaderos dueños de todos estos medios. Descubran sus negocios oscuros, sus intereses, sus amistades mafiosas, sus prácticas patronales.


Una vez concluida la lectura, les sugiero que le peguen un vistazo al artículo 20.1 de la constitución española, donde habla del derecho a “recibir libremente información veraz por cualquier medio de difusión”. Después pueden descojonarse de la risa. Y cuando terminen, piensen en cómo informarse de aquí en adelante.


PD. Ante este panorama, todavía toca felicitar con mayor entusiasmo a las compañeras y compañeros que hacen posible que l’Informatiu celebre esta semana su segundo aniversario.

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