miércoles, 8 de junio de 2011

Vaticinios

(Publicada en L'Informatiu el 8 de junio de 2011. Ver aquí)


Los medios de comunicación nos preparan para lo que viene. Es inevitable. Tenemos un estado del bienestar sobredimensionado. Ya congelaron las pensiones y recortaron el sueldo de los funcionarios. Hoy mismo el portavoz de CiU en el Congreso propone repensar un sistema sanitario no sostenible en sus términos actuales. La salud pública parecía una línea roja infranqueable hasta hace poco. Ya no lo es. Tampoco hay ya líneas rojas infranqueables con la educación pública.

Hace casi veinte años que me acerqué por primera vez al mundo de la solidaridad internacionalista con América Latina y como buen aprendiz me dediqué a leer sobre la situación del subcontinente y a escuchar a los mayores, los que llevaban años en el tema. En cualquier libro, en cualquier conversación, aparecían la Deuda Externa, el Fondo Monetario Internacional y sus Planes de Ajuste Estructural preñados de recortes de gasto social y privatizaciones. Los efectos de estos Planes sobre las clases populares latinoamericanas fueron y siguen siendo nefastos.

Años después, en el verano del 98, crucé por primera vez el charco del a mano de un amigo argentino que todavía conservo. Con él he tenido largas conversaciones sobre lo divino y lo humano. De una de aquellas conversaciones entre mates en el verano del 98 recuerdo con nitidez una de sus afirmaciones. Los del Norte no deberíais equivocaros, sentenció. Esto que ahora vivimos aquí, llegaréis a vivirlo vosotros. El capitalismo es demasiado voraz y cuando no tenga suficiente con explotar al Sur se volverá hacia el Norte.

No hizo falta que pasaran demasiados años, apenas una década, para que se cumpliera su vaticinio. Ahora la deuda externa española aparece día si, día también en los medios de comunicación. El Fondo Monetario Internacional nos dice lo que debemos hacer y nuestra clase política (con algunas excepciones) se adelanta incluso a los dictados de los mercados. Ya llegaron algunos recortes, pero los que se nos vienen encima serán más duros. Y los medios de comunicación nos lubrican con vaselina en forma de terribles presagios si no asumimos lo inevitable. La Doctrina del Shock llegó a Europa para quedarse.

Nos cuentan el mismo cuento que le vienen contando a latinoamericanos y latinoamericanas desde hace treinta años. Del otro lado del charco tenemos pruebas evidentes de que esa receta, la que ahora nos proponen como inevitable, no funcionó. Al menos no funcionó para las clases populares. A los ricos les funcionó de maravilla. Tras tres décadas de ajustes estructurales, en América Latina las desigualdades siguen cabalgando.


Mi amigo, como en tantas ocasiones, tenía razón. La voracidad expoliadora de unos pocos no tiene suficiente con al devastación asesina de los países del Sur. Ahora Europa está en su punto de mira. Sólo queda un elemento de optimismo. Ese futuro que nos diseñan no es inevitable. Está en nuestras manos impedirlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario